Como educadores estamos
llamados a transformar la educación orientando a nuestros estudiantes a que
sean capaces de pensar críticamente y ser moralmente autónomos. Seres humanos
sensibles y responsables de ellos mismos, de otros y del medio que los
circunda.
El pensamiento crítico, hace
referencia al desarrollo de la capacidad de tomar decisiones, de juzgar, de
valorar, de comparar y contrastar.
Ser un individuo moralmente
autónomo, la persona debe poder distinguir lo que nos hace bien y lo que nos
hace daño como individuos y como sociedad, desde una perspectiva amplia y
generosa que debería trascender los propios intereses.